“I don’t care about God or Paradise.”
No tengo suficientes dedos en la mano para contar todos los videojuegos de terror protagonizados por mujeres, y eso es bueno. Lo que no me parece tan ideal es que la mayoría de las muchachas andan como pingüinos, con sonidos que parecen gemidos y siempre super indefensas.

Crecí con los juegos de terror, así que también lo hice con esas protagonistas sumisas que caían al suelo de la forma más “femenina” y ridícula posible… Y entonces Heather Mason aparece en mi vida. Y ella no es como las demás, no señor. Tenemos a esta piba; valiente, atrevida, tirando pa’ lante como buenamente puede, con un estilazo y encima sin tópicos. Me vi muy representada con esta chiquilla sin entender muy bien porque. Pero ahora lo sé… inconscientemente muchos de mis miedos (que persisten a día de hoy) eran también los de Heather.
Silent Hill 3 va del terror a través de los ojos de una mujer, de los miedos que muchas enfrentamos y de una realidad que nos asfixia mientras intentamos que no nos defina. Los mismos escenarios y situaciones del juego refuerzan todo esto. Paseamos por calles completamente a oscuras, las mismas calles que siempre nos han dicho que evitemos, las calles por las que hay que ir con mil ojos. En nuestro inventario tenemos un arma blanca para defendernos de un posible agresor que nuestro propio padre nos ha brindado, porque en el Universo de Silent Hill, hasta Harry Mason sabe muy bien lo que conlleva ser una mujer.
El centro comercial, que deja de ser un lugar seguro donde pasárselo bien en cuanto conocemos a Douglas. Un desconocido que no duda en seguir a una niña por medio centro comercial hasta el baño a un metro de distancia, y que desgraciadamente todas hemos sido “entrenadas” para esquivar. Mi querida Heather muestra este “entrenamiento” con el resto de personajes masculinos, intentando hablar poco y siempre con una vía de escape disponible. No nos despegamos apenas de la puerta la primera vez que conocemos a Vincent y por supuesto hace ascos a todo lo relacionado con Stanley. Stanley representa varios miedos de Heather; la cosificación y sexualización de la mujer y los acosadores. Heather quiere ir coqueta, pero detesta la imagen sexualizada de lo femenino que que la sociedad ha impuesto, lo que se espera de ti por ser mujer. Si sobrepasa la línea de llevar más que una minifalda igual es víctima de esa sexualización que odia o le sale un “admirador”. Si nos fijamos en la primera vez que Heather y Claudia hablan, vemos a una Heather dando pasos hacia delante aliviada de ver a otra persona, a otra mujer… Lamentablemente no todas las mujeres son ángeles y el alivio rápidamente se convierte en preocupación. Heather confía al instante en Claudia por ser una mujer, pero le dura poco.
Como dato curioso, en el modo difícil del juego tenemos que descifrar el código de una puerta a través de un puzzle, que es un poema de un masoquista misógino que nos da más contexto subliminal de todo esto.

¿Sabéis lo que es la tocofobia? Pues el miedo a quedarse embarazada. Normalmente suele comenzar en la adolescencia y suele estar relacionado con alteraciones psicológicas o a abusos sexuales. Si tenemos en cuenta el pasado abusivo de Alexa y todos los miedos de Heather, no es de extrañar que tenga miedo a los embarazos. La cosa empieza con un dolor de cabeza de los buenos que acaba resultando en embarazo, que a su vez acaba en el aborto de “Dios”. Todos los personajes de Silent Hill 3 imponen sus deseos por encima de lo que quiera Heather. Douglas busca redención por las mierdas de su hijo y expone a Heather. Vincent quiere aprovecharse de Heather para conseguir más influencia y poder en “La Orden”. Claudia quiere que esta sea el recipiente para su Dios y Stanley solo la ve como una muñeca sexual. La escena del aborto es seguramente una de las más chocantes que he visto, pero molar, mola un rato. Este aborto no solo es gracias a su fallecido padre, si no gracias a un hombre que le ha dado la oportunidad de decidir a Heather. A tomar por culo que otros decidan por ella qué hacer con su cuerpo, a tomar por culo el embarazo que se le ha impuesto y a tomar por culo Claudia. Hablo por varias mujeres con esto del embarazo, de como se nos impone y de como esto poco a poco acaba desembocando en el miedo y el asco hacia lo femenino. Intentan decidir por nosotras, hablan de nuestro cuerpo como un templo para albergar vida al que si rechazamos, es que pasa algo malo con nosotras. ¿Qué clase de mujer no quiere tener hijos?.

Terminé Silent Hill 3 hace no mucho, me fumé el libro “La ciudad doliente: Bienvenidos a Silent Hill” de Sergio Lifante Quetzal y tras mucho discurrir descubrí a la maravillosa eurothug4000 con este video. Esto ha sido una reflexión personal. Como dije al principio, ahora lo sé… inconscientemente muchos de mis miedos son también los de Heather. Y ahora como mujer le agradezco al Team Silent que hayan explorado el miedo a través de los ojos de una. Y a Heather Mason, uno de mis personajes favoritos le escribo esta dedicatoria para decirle que igual me tiño de rubia porque, ¿no crees que las rubias se lo pasan mejor?.